Entramos a la primera semana posterior al último acto político altamente mediático, ya es hora de empezar a concentrarnos en cómo caminar de manera más acertada en un contexto donde hacer empresa demandará tener un “rostro social”.
Carlos Prado Vigil
Después de meses de incertidumbre, sin una lectura clara de a dónde vamos como país exactamente, estamos a 24 horas de la primera muestra pública de consenso (o no) entre el Ejecutivo y el Legislativo.
Es increíble la cantidad de historias de éxito empresarial que podemos encontrar en nuestro país en los últimos 30 años, con inicios en Lima y provincias y en industrias muy distintas entre sí. Si analizamos la situación como si fuese un automóvil, la motivación de cada emprendedor sin importar su origen, es el motor que acompaña este desarrollo, la gasolina es el recurso.
Cuando se trata de asumir una lucha tan propia como la soberanía de nuestro país, no hay tinte político que parcialice una opinión.
Durante todo este proceso electoral, fui partidario de respetar la voluntad de la mayoría así vaya en contra de la mía. Siempre he creído que el éxito de un sistema democrático es la empatía, aquella capacidad de entender que existe una posición diferente a la mía con el mismo propósito, el desarrollo de nuestro país.
Estamos a pocos minutos de las tres de la madrugada del día lunes, acabo de culminar el mejor fin de semana de mi vida, me casé el viernes pasado con mi novia, y hace un instante caí en cuenta de que tendré el honor de ser publicado el 28 de julio, día de nuestra independencia y de todos los valores que nos dejó a lo largo de los años cada uno de nuestros gobernantes.
Cada vez que me he sentado a escribir esta columna, siempre lo he hecho tomando en cuenta tres parámetros: escribir lo que realmente pienso, buscar una manera clara de comunicarlo y sumar, siempre sumar, sin importar el motivo de la columna.
Luego de casi un año y medio sumergidos en el mayor plazo de incertidumbre empresarial del milenio, empezamos a notar cómo todas las fichas empiezan a reacomodarse.
La realidad nacional nos está dando cátedra de economía, si vemos desde un punto muy alto qué es lo que está pasando, veremos en movimiento aquellos sectores que no se sienten amarrados al tinte político que pinte palacio en adelante y, por otro lado, veremos en un estancamiento absoluto a aquellos sectores que sí dependen del rumbo sociopolítico que tome el país en adelante...
Hace aproximadamente diez años, decidí empezar a hacer camino en el mundo empresarial. Había terminado la universidad y estaba cursando mi primer año como contratado en una corporación transnacional grande, era un lugar excelente para trabajar, pero fue allí, teniendo todo a favor, que pude darme cuenta que mi camino no era el corporativo, emprender era lo mío.
Era miércoles, como hoy, y no llegábamos al medio día; estaba sentado en la octava reunión más improductiva de la semana. Tenía cerca de 20 años y era uno de los trabajadores “con proyección” ante ojos de mi jefe, por este motivo lo acompañaba a dichas reuniones... ¿qué había pasado? Nos enteramos que habría cambio de gerente general en la compañía.
A poco más de una semana de las elecciones presidenciales, con una incertidumbre política total, rodeados de convocatorias a marchas pacíficas y otras un poco más eufóricas y hasta violentas, vemos cómo una vez más las condiciones que rodean nuestros negocios vuelven a verse adversas.
Con tantas situaciones por contar, argumentos que pueden mostrar una clara intención de fraude de uno u otro lado, la realidad es que hoy tenemos un país literalmente partido casi por la mitad por la posición adoptada en estas elecciones. ¿Son posiciones con las que todos sus electores nos identificamos y defendemos por convicción a capa y espada? Felizmente no.
Luego de tantas semanas, cargadas de entrevistas con respuestas sin sentido, propuestas para el control de la covid durante mítines multitudinarios en PLENA PANDEMIA, debates dignos de las mejores carpas de circos de fiestas patrias, terruqueos y corrupteos por doquier, tiradas de piedras, habladas de piedras, razonadores magnéticos, lluvia de miles de soles y vuelos imaginarios de Cusco a Mach
El día domingo pasado, luego de apagar el televisor casi bordeando las doce de la noche y después de escuchar hasta el último programa de análisis político, me tomé unos minutos sin hacer nada, pensando en algo que, por más obvio que suene, estoy seguro de que en estas semanas muchos de nosotros hemos dejado de considerar...
Desde hace algunas semanas, nuestra preocupación como peruanos está puesta casi de manera exclusiva en quién ocupará el sillón presidencial, es tanta nuestra angustia, que parece que olvidamos que tenemos a una persona ocupándolo el día de hoy... sí... no parece, lo sé, parece que nadie nos gobierna, pero sí, allí está el señor Sagasti.
Señora Keiko, cómo le va, quisiera compartirle mi punto de vista con relación a su candidatura, la cual expresamente dijo hace unos años que no pasaría y ahora termina siendo la única alternativa no suicida.
Buen día don Pedro, sé que tal vez es poco probable que llegue a leer estas líneas, pero creo que coincide conmigo en que no hay peor gestión que la que no se hace, ¿no cree?, usted es un ejemplo vivo de ello...