Los buenistas -políticamente correctos de siempre- llaman exagerado, alarmista, hasta catastrofista a quienes advierten un plan anticipado, perfectamente diseñado por Cuba y Venezuela –con el beneplácito de Rusia y China, la asesoría del Foro de Sao Paulo, y el contubernio de la izquierda latinoamericana- para ejecutar esa ansiada estrategia marxista de comunizar esta parte del Continente.
Luis García Miró Elguera
La prepotencia es el cáncer terminal del autócrata. “Si puedo clausurar un Congreso, entonces puedo hacer lo que me dé la gana”, alucina el hoy todopoderoso Vizcarra. La otra enfermedad letal del tirano es la soberbia. “Protejo a mi gente para que, a su vez, ella me cuide y gire así indefinidamente la rueda de la fortuna”. Al final del día, al dictador le ocurre lo que a todo mortal.
A contrapelo de lo que sucede en Chile –donde está a punto de entronizarse una Asamblea Constituyente siguiendo la estrategia de todos los países conquistados por el chavismo- lo que ocurre en Bolivia es, precisamente, lo contrario. ¡¡El chavismo está de salida!! Evo Morales llegó a la presidencia en 2005. Desde entonces reinaba en Bolivia. Hasta que renunció hace tres días.
Mientras la gestión Vizcarra sostenía que su meta principal era la lucha anticorrupción, el mandatario se oponía a que el Estado devolviese a Odebretch el fideicomiso –US$157 millones- por la venta de la hidroeléctrica Chaglla, contrariando el pacto venal suscrito por sus alfiles en la Fiscalía, Vela y Pérez.
La revolución de las turbas chilenas contra el régimen constitucional vigente -exaltadas por operadores profesionales como la diputada comunista Carmen Hertz (quien hoy monopoliza el manejo de la prensa chilena, que ha caído en manos del comunismo por convencimiento, en algunos casos; y por miedo, en otros), y probablemente movilizadas por cubanos y venezolanos- tiene como propósitos remover al
El presidente accidental Vizcarra viene comportándose día a día más mañoso. Habla lo que le interesa y calla lo demás. No es, definitivamente, un mandatario confiable. Y menos aún, una autoridad honesta.
Estamos a dos meses de estas aberrantes elecciones legislativas convocadas por el presidente accidental Vizcarra para satisfacer una de tantas exigencias de la progresía marxista que lo mantiene secuestrado. Social ni políticamente el país está preparado para acudir en estos momentos a santificar comicios que pudiesen degenerar en alguna revuelta enmascarada.
¡Reventó el escándalo! ¡El presidente Vizcarra se exhibió como es! ¡Saltó la “página 11” del vizcarrato!
El vecindario continúa agitándose. Chile y Bolivia conservan los ánimos más crispados, mientras Ecuador se mantiene expectante. Brasil ya fue víctima del ataque chavista, precisamente antes de la elección de Bolsonaro. Y Colombia, al igual que nosotros, está amenazada de una siguiente arremetida del cubanovenezolanismo. ¿Qué tal?
Cuando teníamos todas las respuestas, nos cambiaron las preguntas. Sucedió cuando PPK fue electo presidente y Fuerza Popular obtuvo la mayoría absoluta del Congreso. El centroderecha fue elegido para gobernar por más del 70% de los peruanos.
Al final del día, la mentira -con sus patitas cortas- siempre queda retratada en todo su esplendor. Por ejemplo, el mito del Congreso obstaculizador. Eso fue solo un gigantesco embuste elaborado por los laboratorios de fake news que operan los progremarxistas. auténticos secuestradores de Kuczynski y Vizcarra.
Resulta cómplice el silencio sobre el Foro de Sao Paulo FSP que guarda la prensa local quebrada, vendida al Gobierno por la corruptela del avisaje estatal. Como si existiera un pacto de sangre con el vizcarrato entregado a la progresía marxista, que forma parte de este cenáculo del más retrógrado de los comunismos fundado en 1990 por Cuba (Fidel Castro) y Venezuela (Hugo Chávez).
“Los catastrofistas de la oposición vienen sembrando un estado de pánico entre los ciudadanos, sólo para atacar al régimen del presidente constitucional Martín Vizcarra.” Es el eslogan de los bienpensados, buenistas y políticamente correctos para evitar que la gente comprenda que el Perú está en el peligrosísimo trance de ingresar a la cofradía progre-marxista que enarbolan Cuba y Venezuela.
Lo que hoy ocurre en Latinoamérica es un putch, ejecutado por la izquierda regional liderada por Cuba, organizada por Venezuela y coordinada por el Foro de Sao Paulo con la simpatía del antinorteamericanismo chino y ruso.
Estamos yendo directamente camino a la destrucción de la democracia. El presidente de una nación que hace tan sólo tres años votara de manera abrumadora por un régimen demócrata, ha clausurado el Congreso. Y manu militari, ha convocado a unas inútiles elecciones para que quienes resulten elegidos -en enero- ejerzan el cargo de legislador por algo así como un año.
“El precio de desentenderse de la política es ser gobernado por los peores hombres.” Sabias palabras de Platón. Los peruanos –en general, muchísimos latinoamericanos- hemos venido inculcándole a nuestra sociedad el mito de que la política es corrupta por antonomasia, y que para tener éxito en la vida hay que dejar que esta función la asuman “otros”.
La progresía marxista gobierna toda la vida con medidas populistas, demagógicas y, consecuentemente, destructivas para toda economía duradera. Los progre pretenden pasar a la historia como los buenistas del barrio; los únicos que “le dan” todo al pueblo; aquellos que defienden la igualdad social que los “explotadores derechistas niegan a las grandes mayorías”.
Seguimos dando palos de ciego sin labrar proyecto nacional alguno que nos conduzca a buen puerto, ni comprender que una sociedad no puede continuar ciega, sorda y muda como busca este presidente pirómano que nos encamina frontalmente al altercado. Ya basta de majaderías, presidente interino Vizcarra.