ÚLTIMA HORA
PUBLICIDAD

Mijael Garrido Lecca

Imagen

Perdónennos. Como sociedad, les hemos fallado no cuando aún vivían, sino que hemos bailado circularmente, embriagados de odios viscerales y de ninguna empatía, alrededor de sus tumbas. Perdónennos porque si la irresponsabilidad adolescente -lo que es casi redundante- se sanciona con muerte, Dios ha sido demasiado generoso con todos los demás.

Durante los albores del siglo XX, el psiquiatra suizo Carl Jung introdujo al entonces efervescente estudio de la psique el concepto de “inconsciente colectivo”. Bajo ese rótulo, Jung intentó clasificar a las estructuras con las que inconscientemente cargamos los individuos y que, a la vez, compartimos con miembros de una misma sociedad.

El miércoles 12 de este mes, se publicó el decreto que antes anunció el recién investido presidente del Consejo de Ministros. El congreso de la república -una ecléctica selección de aturdidos- le había pedido a Martos durante el pedido de confianza, medidas inmediatas para combatir a la pandemia.

En el año 2011, el parlamentario Iván Cepeda denunció al ex presidente de Colombia, Álvaro Uribe, por supuestos vínculos con grupos paramilitares en su país. Los testigos que presentó Cepeda en la denuncia eran Pablo Sierra y Guillermo Monsalve.

Hace unos pocos días, el ex gerente municipal de la comuna -bajo el mandato de la señora Villarán- echó tierra a tirios y a aqueos en su declaración al Ministerio Público.

El gobierno del señor Vizcarra -con la inmensa mayoría de la prensa como cómplice pasiva- le ha mentido a todos los ciudadanos. Ha quebrado la Constitución violando el artículo 4 y cada vez hay más indicios de que el ex premier Zeballos y el doctor Zamora conocían la realidad: la penetración de la pandemia y la tasa de muertes es muchísimo más amplia de lo que se nos ha venido diciendo.

Si se revisa con el cuidado debido las páginas del fantástico texto de John Elliot, “Imperios del mundo Atlántico”, pronto saltarán a la vista una serie de diferencias entre la llegada a lo que hoy es América por parte de las dos potencias europeas que durante los siglos XVI y XVII en esta región se establecieron: el Imperio español y lo que -en ese periodo- terminaría por convertirse en el Imp

La evidencia que se ha acumulado sobre los endebles que son los resultados que arrojan las pruebas rápidas para detectar el CoVid-19 nos han traído hasta este momento: ha llegado la hora de tomar una decisión y requerimos -como país- que el presidente Vizcarra, citando su propio balance, esté a la altura de la Historia.

Hace poco menos de un año, el presidente Vizcarra y su ex ministro de Justicia -hoy premier- tuvieron una idea. Y, como ensayo de república que todavía habita en lo real maravilloso, su idea se hizo fuente de Derecho: en ese momento crearon el concepto de “disolución fáctica del Parlamento”.

A finales de febrero los peruanos oímos rumores lejanos de un virus que atacaba virulentamente a ciudadanos de más de una nación en el lejano Oriente. Supimos, además, que cada portador del virus era potencialmente un agente de contagio, lo que convertía a este llamado Covid-19 en endémico. No le prestamos -como el resto del mundo- mucho caso.

El viernes, el presidente Vizcarra anunció la ampliación de las medidas de restricción social, la cuarentena y el estado de emergencia hasta el 24 de mayo. Serán más de dos meses en los que, persiguiendo un bien mayor, los peruanos habremos sacrificado libertades y posibilidades. Tendremos, además, que lidiar con las consecuencias de una recesión económica que ya ensombrece el futuro cercano.

PUBLICIDAD