Así denominan a Pedro Castillo Terrones en la zona del VRAEM donde está instalado el senderismo de la facción Proseguir, liderada por Víctor Quispe Palomino. Lo denuestan por incumplir sus delirantes promesas de campaña. Lo mismo ocurre en las bases, en la masa. Castillo y su caricatura de gobierno son manifiestamente débiles.
Mariella Balbi
A raíz de la validación del indulto de Alberto Fujimori por el Tribunal Constitucional, Pedro Castillo tuvo el cuajo de hablar del deterioro de la institucionalidad. Hay que ser muy descarado y cínico para afirmar semejante barrabasada cuando él fomenta esto desde que ingresó al gobierno. Que Castillo tiene asesores dudosos no cabe duda, pero podrían instruir más y mejor al mandatario.
La presencia violenta de matones al servicio de Perú Libre (PL) es cada vez más desvergonzada. Las actitudes hostiles del gobierno contra la prensa también. Las vivimos durante la campaña, amenguaron algo al inicio del régimen, pero actualmente el ‘modus operandi’ de presión y amedrentamiento a la población y a la prensa es claro.
Las instituciones son fundamentales para que una democracia funcione, no bastan elecciones cada cinco años.
Un rasgo típico de los dictadores es la aversión frente a la prensa libre. El ataque de Pedro Castillo contra los periodistas que cubren sus actividades, espetándoles: “esta prensa es un chiste” fue bochornoso. Al día siguiente impidió que los reporteros se le acercaran.
Ante la decisión de Pedro Castillo de eliminar el sombrero de su vestimenta, tema menor ciertamente, surge la siguiente hipótesis: lo usó en la campaña para ser reconocido como alguien del campo, desligado de la figura del dirigente magisterial radical vinculado a Sendero Luminoso.
El Congreso no goza de popularidad entre los peruanos. En parte por su actuación, pero también por el desprestigio del que ha sido objeto. Comenzó con PPK, aunque el humalismo, durante el gobierno de Alan García, propició la percepción negativa del primer poder del Estado.
Creer que Castillo es un profesor rural, sencillo, modesto, aislado es equivocado. El mandatario es astuto, mentiroso, está asesorado por gente que no conocemos. La incoherente expremier declaró que la corrupción campeaba en el gobierno y el exsecretario de la presidencia que había un gabinete paralelo. El Congreso debe citarlos para que expliquen esta tenebrosa situación.
Por angas o por mangas las tres entrevistas al mandatario peruano fueron penosas. Una consistió en un rosario de preguntas, con muchas contradicciones de Castillo. Otra nos mostró a un par de bufones, cantinflescos y cínicos.
Un descomunal y mortífero derrame de petróleo frente al cual el régimen de “no más pobres en un país rico” hace lo de siempre: nada. No se sabe quién es realmente el responsable ni conocemos de sanciones drásticas, solo el ofrecimiento de canastas de comida por parte de Repsol, anunciadas por la premier, ¡plof! La autoridad, la OEFA, es débil. El reputado mar peruano sufre y se infarta.
Caso 1: Antonio Ramírez, periodista. Hace ocho años fue condenado a dos años de prisión suspendida y al pago de 25,000 soles de reparación civil tras denunciar por corrupción al alcalde de San Juan de Lurigancho. Siete años después sentenciaron al burgomaestre a 19 años de prisión por ese caso. Ramírez tenía razón. Tarde.
Pronto se cumplirán mil días del ofrecimiento de César Atala, examigo del presidente Alan García Pérez, para entregar pruebas del dinero que supuestamente le dio a García por inexistentes coimas. La patraña fue más que vil porque se produjo cuando el mandatario ya había fallecido. Obviamente, Atala no presentó ninguna prueba, pero obtuvo arresto domiciliario y no lo vigila ni un perro policía.
Recordar la corrupción del gobierno de Castillo e insistir sobre su clara vinculación con el terrorismo fue una tarea del 2021. Aunque se informó sobre ello en la campaña, gracias al odio contra el fujimorismo se negó, soslayando el peligro y la desgracia nacional en la que estamos ahora.
Los cinco periodistas que acudieron a Palacio de Gobierno a conversar con el gobernante Pedro Castillo, ejercieron –esperemos– su derecho a decidir. Probablemente actuaron de buena fe, pero malearon a la prensa porque los periodistas no hablamos a puertas cerradas con el poder.
Karelim López, quien aparentemente coimeó a Pedro Castillo para obtener un contrato con el MTC por S/ 232.5 millones, sería detenida. Ella llegó a las entrañas de la corrupción gracias a Bruno Pacheco, exsecretario del mandatario. Si aplicamos el clásico 5% de ‘coimisión’ son S/ 11.6 millones de soborno, tres millones de ‘dolarucos’, y esta es solo la punta del iceberg.
Y nada pasa. Literalmente nada. Un expremier agravia a una congresista y el tema queda ahí, detenido. Se anuncia una nacionalización que no abaratará el gas, afectando severamente la economía, sube el dólar, la inflación es del 6%, el endeudamiento interno crece peligrosamente, este ‘gobiernucho’ ha gastado millones de soles y el Perú va hacia el abismo. Es indetenible.
El gobernante se derrumba como un castillo de naipes. El prístino reportaje de ‘Cuarto Poder’ nos mostró las trapacerías ocurridas en la llamada ‘casa de Breña’, inmueble cedido al mandatario por un empresario cajamarquino que contrata con el Estado. Son solo las fechorías de algunos días, porque, con seguridad son muchas más.
Esperar que haya un tiempo de vacancia es desconocer los profusos vericuetos de la política nacional, quien la sigue lo sabe bien. Se habla de la oportunidad. Unos sostienen que con un 25% el presidente Castillo estará maduro de caer. Sabe dios.