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Sergio Bolívar

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“Y sin embargo, se mueve”, dijo Galileo al ser coaccionado a retractarse sobre su afirmación de que la Tierra gira alrededor del Sol. Una situación parecida ocurre con las elecciones primarias. La Comisión de Constitución del Congreso impulsa una reforma electoral.

El comentario final de Julio Velarde, presidente del Banco Central de Reserva (BCR) en CADE, fue dirigido a los empresarios indecisos e incrédulos en el futuro del país. “Si no invierte [la empresa], la competencia se los va a comer… van a tener que sobrevivir”. El mensaje fue claro: hasta que logremos recuperar el crecimiento, nos toca sobrevivir.

El Perú actual evoca la metáfora planteada por Luis Alberto Sánchez en 1958, en su libro “El Perú: retrato de un país adolescente”. Con su mirada crítica, nos reveló que somos una nación en proceso de definir nuestra identidad, enfrentando contradicciones y decisiones erróneas, especialmente en política económica.

Desde que asumió el gobierno de Boluarte “no se han ejecutado gastos en publicidad estatal”, según la PCM. Todos los meses replican el mismo aviso de sinceramiento, sin ser conscientes del enorme desperdicio que supone no ejecutar el presupuesto de 16.6 millones de soles disponible.

Con el interés de propiciar un debate político, el sector empresarial ha intensificado su llamado a reformas gubernamentales que busquen restablecer la confianza en el país. Algunos sugieren la adopción de ideas extranjeras, tomando el ejemplo de los centros de pensamiento al estilo chileno, con el objetivo de alcanzar una democracia innovadora.

Los recientes vientos liberales en América Latina avizoran un mayor énfasis en políticas que promueven la inversión privada para el 2024. Tres países destacan por su impulso social y político en sus debates por una economía robusta:

Si alguna vez ha decidido dejar el Perú evite generalizar sus motivos, pues podría convertirse en un profeta del pesimismo. Centrar la comunicación exclusivamente en aspectos negativos sin proponer soluciones puede provocar ansiedad, sentimientos de desesperanza y depresión.

Una comunicación ineficaz aumenta el desánimo y menoscaba la confianza pública. Esta deficiencia obstaculiza la implementación de políticas, deteriora las relaciones internacionales y provoca el pánico que ahuyenta a los inversionistas. A pesar de su alta desaprobación, el gobierno y sus entidades parecen ignorar estas realidades.

El creciente desánimo del peruano hacia su propia nación es alarmante. Según el IEP, hubo un incremento de 11 puntos en la cantidad de peruanos –47%– que quieren emigrar y no regresar. Entonces, el “milagro económico” es un relato del pasado.

El gobierno de Boluarte se encuentra en un punto crítico. Las circunstancias actuales se han ido configurando en pequeñas tormentas –o problemas–, que, al unirse, desencadenan una crisis de supervivencia. La estructura que respalda a este gobierno está cimentada en decisiones cortoplacistas y en contradicciones obvias.

Fiel a su estilo, Estados Unidos muestra claras señales de su interés hacia nuestro país:

1) Tras 20 años, en agosto, desbloqueó la interdicción aérea no letal contra el narcotráfico en Perú.

Estamos atrapados en un bucle constante. Diversos opinólogos y medios han centrado la atención en la renuncia de la exministra de Educación, Magnet Márquez, opacando a la nueva ministra, Miriam Ponce. Ambas comparten la misma visión.

Las principales amenazas para el Perú son la pobreza, la delincuencia y El Niño 2024. Ante esto, el Ejecutivo y la Comisión de Constitución del Congreso deben actuar al alimón, colaborando estrechamente, para que el paquete normativo propuesto se convierta en una herramienta efectiva.

La Comisión de Constitución del Congreso deberá actuar con la balanza del orden y la justicia de la diosa Themis. Este martes, la Comisión sesionará con una responsabilidad trascendental: negociar la aprobación de la delegación de facultades legislativas al Poder Ejecutivo. Es esencial que la comisión preste atención a los argumentos que presentará Otárola y su equipo ministerial.

A pesar de que algunas figuras públicas hayan tildado a la interdicción aérea no letal como un “saludo a la bandera”, es una excelente noticia que se haya superado su bloqueo. La mayoría de medios guardaron silencio ante las primeras declaraciones de Otárola.

Las emociones, a veces, nos juegan malas pasadas. En el retrato con Lula da Silva y Boluarte durante la IV Reunión de Presidentes de Estados en Brasil, las posibilidades de activar la economía y aumentar la popularidad presidencial de la mandataria parecen escasas.

La expresión “repartija” surge en el Perú para denunciar públicamente los acuerdos políticos del Congreso que nos parecen inaceptables. Su mera pronunciación busca generar rechazo en los ciudadanos frente a las transacciones partidarias. Por ejemplo, en Twitter (X), encontramos frases como: “Antes, una repartija nos sacaba a todos a marchar.

El título es el mismo de la tercera parte del Mensaje de la Nación de Dina Boluarte. Aunque estas palabras no lograron cautivar a sus oyentes, dejó un mensaje subyacente para la propia mandataria: Hechos concretos, similar al lema de Odría, “Hechos y no palabras”. El extenso discurso duró más de tres horas. La extensión y la estructura del documento diluían el mensaje y provocaban fatiga.

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