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Luis García Miró Elguera

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Luis García Miró Elguera

La razón por la que el régimen Vizcarra es culpable de la grave crisis a la que, tanto nuestra Sanidad como nuestra Economía, han llegado en este primer trimestre, es que ha ejecutado muy mal las cosas. Repasemos la historia.

“Ya aplanamos la curva. ¡Estamos en la meseta!”. Esa frase falaz e infeliz la pronunció el presidente Vizcarra hace diez días. Pretendió engatusar nuevamente al ciudadano con aquel aparato reverberante y mediático de la prensa corrompida que compra con la publicidad estatal que paga usted, amable lector. Esta vez el periodismo mundial se encargó de darle un desmentido frontal.

EXPRESO informó recientemente –con pruebas irrefutables- que el 31 de enero de 2020 el gobierno de Vizcarra aprobó vía decreto el “Plan Nacional de Preparación y Respuesta sobre el Riesgo de Coronavirus”, encomendándole su cumplimiento al Centro Nacional de Epidemiología, Prevención y Control de Enfermedades.

El País publicó un comentario sobre La Peste (Camus 1947), diciendo que la pandemia Covid-19 la ha colocado entre los títulos más buscados del momento. La nota analiza aquella “Exhortación a los Médicos de la Peste”, brillantemente redactada por el autor. Cae a pelo, en estos tiempos de desconcierto y alarma.

Al presidente Vizcarra evidentemente se le pasean las tortugas entre las piernas. Y ni se inmuta.

Aquello de que los pueblos merecen los gobernantes que tienen, encaja en el Perú mejor que en cualquier país. ¡Vaya si nuestras mayorías han cometido disparates eligiendo a espontáneos, farsantes, ladrones, hipócritas y cínicos de la talla de Toledo, Humala y Kuczynski!

En su reporte diario, The New York Times informaba ayer que Perú tenía 5,200 casos de Covid-19, duplicándose la cantidad de contagiados cada tres días; mientras tanto Ecuador sumaba 4,200, duplicándose cada 11.5 días; Chile 5,920 casos, duplicándose cada 9 días. En síntesis, lideramos la estadística de la costa occidental sudamericana.

“Preparémonos para lo peor; roguemos por lo mejor”, es la esperanzadora frase a la que se apela en víspera de algún mal presagio. Como el que ha generado el Covid-19. A esto apunta el padecimiento de millones de peruanos confinados en sus hogares; en unos casos encerrados en espacios mínimos sin agua, luz ni confort alguno; en otros con mayor bienestar.

“Las mascarillas solo deben ser usadas por quienes estén contagiados del virus”. “Al final, todos van a acabar contagiados del Covid-19”. “(Estamos en un) Sálvese quien pueda. (El presidente norteamericano Donald) Trump se ha comprado todos los PCR (kits para realizar tests a los portadores del Covid-19), dejando al mundo sin mercado.

¿Podrá Vizcarra continuar exigiéndole solidaridad al país, si no comparte sus ingresos como funcionario público para solventar esta crisis?

Los humos siguen saliéndosele por las orejas al mandatario peruano, hinchado por su nuevo rol como experto en emergencias que le ha permitido convertirse en galán de la televisión popular, apareciendo media hora diaria en esta comedia que puede acabar en tragedia llamada la Pandemia Covid-19.

Vizcarra envió una solicitud al Congreso para que le aprueben once medidas, dizque de urgencia, para atender la crisis que está desatando la pandemia Covid-19. De las once, el Congreso aprobó diez. Se opuso a aquella que coloca de lado a la labor de la Contraloría, sustituyéndola en buena cuenta por lo que mande Palacio de Gobierno.

Cuánto nos hubiera servido esos US$ 1,300 millones que, por orden de dos fiscaletes orates, Vela y Pérez, devolvimos a Odebrecht.

Reclamábamos ayer un gesto inmediato de la ministra de Economía María Antonieta Alva frente a la realidad que este país lleva catorce días paralizado, y el gobierno se apresta a prolongar el paro por otras dos semanas más. Evidentemente es necesario contener el avance de la pandemia Covid-19. Pero asimismo es indispensable conocer propuestas de nuestras autoridades en el campo económico.

Esperemos que la ministra de Economía tenga suficiente altura de miras para captar la realidad y no vivir en la nirvana en que permanece su jefe, Martín Vizcarra, cegado por las falacias que le cuentan sus asesores y el mundo irreal que le pinta la prensa venal que lo acompaña a cambio del subsidio indirecto llamado publicidad estatal.

La medianía del presidente Vizcarra lo deriva a rodearse de pichiruches para continuar destacando como tuerto en tierra del ciego, ¡precisamente cuando el país necesita que lo lideren los más capacitados! Basta escuchar a sus ministros para comprender que estamos gobernados por gente no solo impotente, sino peligrosamente incompetente.

Contundente el informe publicado ayer por EXPRESO sobre la urgencia de declarar al país en “emergencia presupuestal”. No solamente referida al presupuesto del siguiente año sino el actual, que ha aprobado el presidente Vizcarra con sus ministros a través de un decreto de urgencia, aprovechando el golpe contra el Congreso evitarse pasar por el indispensable tamiz del Poder Legislativo.

Lo dijimos desde el día uno del confinamiento domiciliario ordenado por decreto. Dos semanas son absolutamente insuficientes para cortarle el ciclo de contagio al Corvid-19. Recién a los catorce días de inoculado el virus comienza la fase de reconocimiento estadístico, para aquellas personas que han resultado contaminadas del coronavirus encontrándose recogidas en sus viviendas.

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