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Luis García Miró Elguera

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Luis García Miró Elguera

The Financial Times, el periódico mejor informado, el más certero en sus opiniones y, consecuentemente, el más influyente del planeta, publicó al día siguiente de las elecciones norteamericanas un esclarecedor análisis sobre los comicios estadounidenses, cuyas conclusiones son rotundas: “Los norteamericanos han hablado y, de esta manera, están retornando a Donald Trump a la Casa Blanca.

La Fiscalía de la Nación, controlada por los “gorritis” y demás sujetos adictos a la cultura caviar, es, hoy por hoy, la mayor enemiga de los ciudadanos de este país.

Contra viento y marea, haciendo tabla rasa de las plegarias —sobre todo de las amenazas catastrofistas de la izquierda; no sólo la norteamericana (por último, la única autorizada a hacerlo) sino la internacional—, ayer, apenas entrada la una de la madrugada (hora del Este en EE. UU.), la democracia estadounidense decidió que el futuro presidente de EE. UU.

Los cadáveres no reviven, presidenta Dina Boluarte. En su total desconocimiento de lo que significa que una quebrada empresa pública deba US$ 8,000 millones al Estado peruano, es entendible que usted siga creyendo en pajaritos de colores.

El problema sigue siendo el mismo: nuestras autoridades carecen de coherencia, inteligencia y sapiencia. Esta espantosa realidad debemos asumirla como colectividad, dado que los responsables del esperpento jamás han sido juzgados ni condenados por el perjuicio que han infligido a nuestro país.

De los S/ 15,833’483,964 girados por el Estado a los gobiernos regionales —para que ejecuten proyectos aprobados en el Presupuesto del año en curso— los entes regionales únicamente gastaron el 56 % hasta el mes de octubre, confirmando no solo una intolerable incapacidad, sino un desconocimiento absoluto para estar a cargo de cualquier gestión pública.

Comentábamos ayer el despropósito —delincuencial— que significa que nuestros jueces y fiscales se encuentren en rebeldía ante cualquier ley que promulgue el Parlamento Nacional, aun si estas han sido tramitadas y aprobadas de acuerdo con las atribuciones que la Constitución vigente confiere al Poder Legislativo.

No se equivoque, amable lector. Mientras no desaparezca la mafia “caviar” que tiene secuestrada a la Fiscalía de la Nación, la injusticia continuará fortaleciéndose en lo que alguna vez se llamó el sistema de justicia del Perú.

El caos generalizado que es hoy nuestro Estado alcanza cotas de espanto. Con todo desparpajo, por citar apenas un ejemplo, los jueces y fiscales se colocan fuera de la ley aplicando exclusivamente las normas que a ellos les parece. Concretamente, aquellas que les conviene aplicar.

La experiencia señala que, cada día con mayor razón, los ciudadanos y las entidades —privadas y/o públicas— acuden al Tribunal Constitucional para solventar conflictos de interés y/o cuestiones de naturaleza contenciosa que, únicamente, el máximo tribunal intérprete de nuestra Carta Magna está autorizado a resolver.

¿No aprendemos por incapaces o, simplemente, por desidia preferimos no entender que la corrupción es el peor enemigo de cualquier sociedad? Resulta incomprensible que una colectividad como la nuestra, carcomida por la deshonestidad y el soborno, permita que esta calamidad permanezca tan activa, corroyendo al Estado desde sus entrañas.

El Foro de Sao Paulo y el Grupo de Puebla exigen cubanizar aceleradamente toda Latinoamérica. Apelan a una realidad: ya están alineados seis países regionales (México, Nicaragua, Venezuela, Colombia, Bolivia y Chile). ¡Triste evidencia jamás imaginada!

Quienes votaron por el comunismo en aquellos polémicos comicios de abril de 2021 lo hicieron por Pedro Castillo y por Dina Boluarte.

¿Seguimos siendo colonia? ¿Estamos acaso sujetos a la cofradía “caviar” de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), enemiga de la democracia y asociada con el comunismo que persiste en apoderarse de la región por instrucciones del Grupo de Puebla y el Foro de Sao Paulo?

La incompetencia, sumada a la desidia, la prepotencia y el envanecimiento que transmite el todavía fiscal José Domingo Pérez Gómez, siguen generando enormes problemas al Perú debido a la catarata de errores que comete este sesgado e inestable sujeto, vestido de fiscal, en su desesperación por aplicar retorcidos procedimientos coercitivos para lograr sus malsanos propósitos.

La megacorrupción desatada a raíz de la voracidad de gente como José Graña Miró Quesada, el exmandamás de Graña y Montero (que ahora opera bajo otro nombre), ha creado un maremoto social de características catastróficas en este país.

Recordábamos ayer que una terrible dictadura se ha apoderado de nuestro sistema judicial, dirigida por Gustavo Gorriti, sujeto vinculado al millonario especulador George Soros.

La dimensión de la descomposición de nuestro Estado es inconmensurable. Allí estriba el origen de la corrupción; fuente del latrocinio que impera en nuestras arcas públicas y causal de la podredumbre del sistema, irónicamente llamado de “Justicia”, imposibilitando que el ciudadano esté protegido por la jurisprudencia que dicta la Constitución.

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