La costra purulenta de la que hablamos desde hace un tiempo parece no tener límites. Faltan palabras y espacio para denunciar el descaro de quienes, en mala hora, elegimos para regir nuestros destinos. Por ello, es urgente expresar la indignación que refleja el agotamiento y la frustración ante comportamientos descarados y hasta delincuenciales.
Óscar Becerra Tresierra
Desde esta columna denunciamos lo que hemos dado en llamar la “costra purulenta” que infecta nuestra sociedad. Cada día vemos que, como en la historia de la adúltera del evangelio, “nadie está libre de pecado” y la putrefacción se extiende a todos los sectores de nuestra sociedad.
Desde esta columna denunciamos lo que hemos dado en llamar la “costra purulenta” que infecta nuestra sociedad. Cada día vemos que, como en la historia de la adúltera del evangelio, “nadie está libre de pecado” y la putrefacción se extiende a todos los sectores de nuestra sociedad.
Hace unos días, una amiga preocupada por el futuro de sus tres hijos en edad escolar me preguntaba qué les depara el futuro una vez que terminen la secundaria y universidad. Reflexionaba sobre la única opción que parece razonable: emigrar. Sin embargo, ¿por qué deberían ir a otro país para cumplir con sus leyes y contribuir a su grandeza? ¿Es imposible lograrlo aquí?
Ha llegado el momento de identificar al enemigo. En Argentina, Javier Milei lo llama “La Casta” y en los Estados Unidos de América, Donald Trump mencionaba la necesidad de “drenar el pantano”. ¿Cuál sería la mejor definición de nuestro enemigo? Creo que ambos términos son insuficientes.
La igualdad ante la justicia es un principio fundamental en cualquier sociedad democrática, aunque en la práctica puede ser difícil de alcanzar. En el caso del Perú, esta dificultad se ve agravada por problemas ajenos a la justicia y que afectan los intereses nacionales y la estabilidad del país.
“Pan y circo” es una máxima cuyas raíces están en la antigua Roma, acuñada por Juvenal en sus “Sátiras” del siglo II d.C. La frase refleja una crítica social y política sobre el control de las masas a través de la distracción y la manipulación, en lugar de abordar problemas más profundos y estructurales de la sociedad como la corrupción, la desigualdad y la decadencia moral.
La desproporción en la cobertura mediática de temas como el uso de relojes por parte de la presidenta de la República Dina Boluarte frente a los problemas fundamentales que aquejan al país es alarmante e indignante.
El escándalo de los peajes en Lima Metropolitana, que se origina con la entrega de once millones de dólares de Odebrecht a la entonces alcaldesa Susana Villarán, evidencia las profundas raíces de la corrupción en el ámbito de la infraestructura y la gestión pública. Pero la magnitud del daño causado a los peruanos, especialmente a los más pobres, no se limita a esa cifra.
Una de las historias más conocidas del escritor estadounidense Edgar Allan Poe refiere cómo un hábil detective recupera una carta muy importante que había sido robada. Todos los intentos por recuperarla habían sido infructuosos. Sin embargo, el detective, a partir de un razonamiento simple, deduce cómo habría pensado el ladrón y encuentra la carta.
No puedo dejar de iniciar esta columna comentando un tema que remeció el ambiente político el domingo en la noche, que ha motivado una crisis ministerial. El premier Alberto Otárola está en el ojo de la tormenta y la presidenta Dina Boluarte no tiene otra opción que oficializar su salida. Así es la política… impredecible.
La leyenda de la Fuente de la Juventud, asociada con el español Juan Ponce de León, sostenía que existe un manantial mágico en Florida (Estados Unidos de Norteamérica) que permitiría mantenerse joven indefinidamente. Una fuente similar, pero con la propiedad de dar impunidad ante la justicia al que se bañe en sus aguas, existe al parecer en el Perú y queda en Lurín.
Jean-Léon Gérôme, un destacado pintor francés del siglo XIX, con su obra maestra “La Verdad desnuda saliendo del pozo”, ha dejado un legado artístico que resuena con notable relevancia en la sociedad actual.
El Perú está atónito. El testimonio de un exempleado del Ministerio Público ha puesto en evidencia lo que muchas personas sospechábamos: que la justicia en nuestro país es utilizada con fines políticos y de beneficio personal por fiscales, congresistas, periodistas y ese sujeto indefinible llamado Gustavo Gorriti Ellenbogen y su organización, IDL Reporteros.
Los peruanos estamos atónitos al escuchar a un ex presidente del Tribunal Constitucional defender con desfachatez la “constitucionalidad” de los contratos de peaje en Lima. Utilizó el artículo 62 de la Constitución que reza: “La libertad de contratar garantiza que las partes pueden pactar válidamente según las normas vigentes al tiempo del contrato.
El grave problema del costo de los peajes en Lima Metropolitana y su relación con la corrupción que involucró a la empresa brasilera Odebrecht puede analizarse desde diversas perspectivas.
Como cada mañana, Felipe y Rosa, su mujer, se dirigen al paradero donde luego de media hora de camino esperarán un promedio de cuarenta y cinco minutos para iniciar el viaje de dos horas hasta sus centros de trabajo. Ellos son parte del 27.3% de la población pobre de nuestra capital, donde 5.9 millones de personas son pobres o están en riesgo de serlo.
Luisa Fernanda, a sus 55 años, carga con el peso de una infancia marcada por el abuso, un lastre que se manifiesta en noches de insomnio y recuerdos que la persiguen. Sabe que su destino pudo haber sido la delincuencia o la prostitución, porque personas que sufrieron como ella no pudieron escapar de esa fatalidad que muchas veces la sociedad impone.