Estamos a un mes del ballottage que definirá el futuro de nuestra patria. O ingresamos al patio trasero del comunismo sudaca o permanecemos siendo una democracia, con evidentes reajustes necesarios para asegurar el futuro de nuestra nación. Los intereses que se mueven alrededor de lo que se le llama alegremente “la campaña política”, son enormes.
Luis García Miró Elguera
El velasquismo destruyó nuestra agricultura, arruinó la industria, devastó la minería, deshizo el comercio interior/exterior y desintegró el emprendimiento nacional, aplicando políticas estatistas acompañadas de medidas nacionalistas que nos convirtieron en una sociedad autárquica.
Las cosas no están para seguir gastando pólvora en gallinazos, señora Fujimori. Son tiempos de grandes definiciones. Usted carga con la responsabilidad de disputar una segunda vuelta con el candidato del comunismo. Sus errores o aciertos determinarán el futuro de su patria, el Perú.
La incapacidad, aunque especialmente la sevicia con que han actuado el miserable Vizcarra y su alumno Sagasti alrededor de esta pandemia, ni pueden ni deben quedar impunes mientras el país aguarda el ballotage electoral. El Ministerio Público sigue demostrando que es un aparato político, hasta ahora dominado por la dupla Vizcarra-Sagasti.
Pánico viene generando tanto la divulgación del programa, como los lazos con el terrorismo que esconde el comunista Castillo. Este candidato presidencial postula por un partido simpatizante del movadef, agrupación ilícita ideada por sendero. ¿Su objeto?
El viernes, con la claridad que le caracteriza, el periodista Beto Ortiz puso los puntos sobre las íes. Estando ad portas de una evidente probabilidad de que el comunismo, disfrazado de lo que fuere, triunfe en la segunda vuelta electoral, la clase acomodada peruana ha confirmado que NO cambia.
Señora Fujimori, haga como ayer. No dé más mensajes buenistas mostrándose temerosa de su pasado. Siga hablando fuerte y claro, demostrando que NO representa al establishment podrido.
En medio de esta azarosa coyuntura habría que destacar la figura de una persona que, a pulso, contra todo pronóstico y venciendo oposiciones abiertamente nauseabundas, ha conseguido convertirse en un líder político. Su nombre, Rafael López Aliaga RLA.
Oiga usted, señor De Soto, ¡Ya Basta! Suficiente daño le ha hecho al Perú con su indisimulado blanqueo al candidato del comunismo relacionado a sendero, como para encima machacarle a la opinión pública nuevas tonterías, pretendiendo justificar lo injustificable para librarse de pasar a la historia como un judas.
El principal antivoto contra Keiko Fujimori es el resultado de todo un cuarto de siglo de campaña demoledora contra ella, sin haber sido autoridad pública y habiendo estado injustamente presa por una falta que, al momento que la cometiera -aceptar donaciones de particulares para financiar sus campañas proselitistas-, NO era delito.
Mejor será que no hable la impresentable primera ministra Violeta Bermúdez. Porque cada vez que abre la bocaza, lanza necedades. Con tonito insoportable y esa cadencia de profesorcita de quinta categoría, esta persona mantiene intoxicado al país profiriendo mensajes cada cual más necio. ¡Y cada uno más falso que el anterior!
Pedro Castillo pertenece ahora a la maquinaria transnacional del comunismo. Ha dejado de ser el candidatito a la presidencia del Perú arropado por el partido comunista movadef perteneciente a sendero luminoso. Tras ganar la primera vuelta electoral de abril, la vieja guardia marxista le ha incorporado a su tablero de ajedrez, todavía como peón.
A mes y medio del repechaje, el comunismo se ha ensoberbecido por su triunfo en primera vuelta, dando a entender a su púbico que repetirá el plato en la segunda. Mientras tanto, Keiko Fujimori ha perdido dos semanas para hacer campaña, impedida por un poder Judicial que, a través de sus acciones, tiene todas las características de estar favoreciendo al comunismo.
Esta rabia nacional que produjo el desembalse de corrupción llamado caso Lava Jato -o affaire Odebrecht- es la madre de la mega tragedia electoral que estamos viviendo.
El comunismo es el enemigo público número uno de la libertad de prensa. La razón es sencilla. Su perversidad ideológica y violenta, dinamita sistemáticamente los derechos universales y las libertades individuales, al recurrir al uso de la fuerza para imponerse –y mantenerse– en el poder, apelando a la presión, no a la razón.
Este inminente repechaje -o segunda vuelta electoral- que coloca en grave riesgo a la estabilidad democrática del país, viene soslayando la importancia de lo que está ocurriéndole a millones de peruanos que, por culpa del Gobierno, siguen siendo víctimas -hasta mortales- del covid. Tanto por el miserable Vizcarra como su guardaespaldas Sagasti.
Al llamado grupo El Comercio se le conoce como “la concentración mediática”, después de haber incorporado a su consorcio periodístico a los medios que fueran de la cadena Epensa fundada por Luis Banchero Rossi. Tras conseguirlo, acumuló el 80% de la lectoría de periódicos del país. Un espectro oligopólico sumamente peligroso para la estabilidad de cualquier democracia.
Guardando las distancias galácticas existentes entre las fortunas de los grupos que intentamos comparar, el hecho medular es que ambos traicionaron a sus países pactando con regímenes totalitarios pretendiendo salvar su patrimonio, a cambio de endosarle el apoyo de sus medios de prensa a los autócratas que gobiernan sus respectivos países.