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Raúl Mendoza

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Curt Richter en los años 50 trató de medir el estrés de las ratas en un experimento que trajo otras conclusiones como reporta BBC. Cuando las ratas en un frasco con agua nadaban para sobrevivir y no hallaban posibilidad alguna que les diera esperanza, morían ahogadas a los diez minutos. Agotadas y sin fuerza se sumergían hasta el fondo. Ritcher intentó algo nuevo.

Señora presidenta Dina Boluarte, hay una palabra mágica: “confianza”. Sin ella nadie invierte ni emplea ni proyecta ni construye. Usted se dice de izquierda porque tiene emoción social. Mire que yo también la tengo y sigo a Hayek, pero he llorado frente a un niño famélico y frente a decenas de carpas de pacientes frente a un hospital.

La cultura política se basa en el conocimiento de los jugadores. Juegan los demócratas que entienden la política como acuerdo y que saben que se extinguirán por el ciclo natural de la vida política. Por su lado, los extremistas se cierran en una posición y no ceden ni aceptan ciclos naturales, lo suyo es una vocación de perpetuidad en la lucha y en el poder.

Hannah Arendt decía del nazi Adolf Eichmann que podía escindirse el hombre de conciencia moral y el mediocre burócrata que cumple su deber legal. A decir verdad, el ser humano no se divide en uno robótico y otro de bien que vive su vida con nobleza. Si así fuera, el sicario puede alegar que lo suyo es un trabajo y que no merece condena.

Hay jueces supremos cuya historia merece ser contada. Quizás la historia tenga sus sombras, pero también tiene sus grandes luces. Es importante mencionar al presidente de la Corte Suprema, Juan Antonio Ribeyro, quien dio resistencia a los invasores chilenos desde el Poder Judicial, rebelándose y dejándolos sin justicia. Persistió pese a la presión.

El extremista totalitario no negocia. Todo es el objetivo revolucionario. No postulan por fe en la democracia, sino porque ella es tan boba que presta sus armas. Hitler fracasó en un golpe y fue a prisión. Entendió que la institucionalidad tiene huecos y que la gente es crédula y manipulable si se le insufla de odio. Llegó con votos.

El periodista Jorge Saldaña y el economista Eugenio D’Medina partieron. Ambos, grandes profesionales, pero, sobre todo, entrañables amigos. Jorge era amable y gentil con todos, de esos caballeros a la antigua que cultivaban las formas. Siempre atento para orientar sobre los procedimientos congresales.

“Quiero saber” es un reclamo en un mundo que mucho esconde. La liberación de Twitter con Elon Musk es una buena noticia, aunque no para los censores de fake news, los “depositarios de la verdad”. A más información, mayor capacidad de elegir.

No es una mala expresión, es “tonto”, “bobo” o “animal castrado”, pero hay cojudos que solo parecen y nos llevan la delantera. Sofocleto los define en edades: “El cojudo llega a su clímax sobre los treinta años y alcanza la apoteosis a los cincuenta y nueve.

Escuchaba al español Fabián Barrio definir el miedo a la libertad. Es verdad que el niño está determinado y carece de responsabilidad, sus padres lo hacen todo, pero se siente bien. No ser libre no le afecta, quiere quedarse para siempre así. La escuela es una ruptura de la seguridad que nace desde el útero y se prolonga en la casa.

Heidegger se asoció al nazismo, y el filósofo sabía que vincularse al totalitarismo era ser cómplice de la represión de las libertades de los demás, nada más contrario a ser un filósofo. De haber sido yo judío, aunque Heidegger no moviera un dedo, lo hubiera considerado mi ejecutor.

¿Por qué nos odiamos tanto? Recuérdese la beligerancia de los caudillos primigenios, la de conservadores y liberales en el siglo XIX, la del antipierolismo, del antiaprismo y de todos los “incendiados” de Basadre que sellaron nuestra tragedia nacional. En el Perú si no estás con Dios, estás con el diablo porque no hay punto neutro.

Ortega nos advertía de la rebelión de las masas. La masa no discierne, pero decide. Desde la guillotina de Robespierre entre aplausos y la legitimación popular de Hitler por el voto (luego como Führer y canciller) la historia registra que la masa puede ser bastante dúctil.

No pretendo un manifiesto, pero si me preguntan qué es lo óptimo diría: la consolidación del concepto de Nación, el libre mercado, la minería potenciadora de todo, la fe que apaga el miedo al príncipe (lean a Maquiavelo) y la cultura empresarial como santo y seña de una genuina revolución.

La democracia es el gobierno del pueblo. No es buena propaganda si por ella muchos prontuariados pueden ser elegidos por millones. A la gente parece importarle poco la calidad o las ideas destructivas de su candidato. En América el inexplicable Boric, Petro, Castillo, Chávez, Lula, Evo... personifican ese “voto a sabiendas del vacío”.

En “Los enamoramientos”, Javier Marías escribe: “Cuando uno desea algo largo tiempo, resulta muy difícil dejar de desearlo, admitir o darse cuenta de que ya no lo desea o de que prefiere otra cosa.

Hay un impulso en el ser humano que lo llama a desechar lo viejo y cambiarlo todo. Ocurre en la vida personal porque gran parte de ella es ilusión. Todo envejece tan rápido que creemos necesario hacer cambios, pero lo nuevo envejece y tornamos a la agitación. No es el corsi e ricorsi de Vico, de avanzar y volver, sino de explotarlo todo para crear, aunque lo creado sirva al horror.

En febrero de 2022 se desarrolló el estudio internacional “Reto Lectura” para medir el lenguaje y la comprensión lectora. “Fueron 18,000 personas de cinco países: Perú, Chile, México, Colombia y España. Los resultados revelaron que el Perú ocupó el último puesto en el área de comprensión lectora” (Infobae, 1 de julio de 2022).

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