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Carlos Anderson

Supuesto amigo: “Hola Carlos. Te sugiero que formes tu propio partido político. No necesitas depender de nadie”. Mi respuesta: “No necesito depender de nadie. Solo necesito un millón de dólares”. Y es que, los que me animan a formar mi propio partido me ofrecen siempre su “apoyo y su voto” pero jamás su tiempo y dinero.

Con la inmensa ventaja que me otorga el no ser—ni poder ser, aunque quisiera—candidato a puesto alguno de elección popular en 2026, me propongo ahora comentar una vez a la semana, una serie de temas políticos y económicos que—salvo ligeras variaciones en cuanto a prioridad y relevancia—son presentados como “los problemas” del país cada vez que se inicia un nuevo ciclo electoral.

¿A alguien le sorprende el ruido ensordecedor de tirios y troyanos en torno “al problema” de Machu Picchu? O para alguien ha sido verdaderamente una sorpresa lo sucedido con relación a la respuesta ciudadana frente a los abusos—explícitos e implícitos—de la nueva Ley de AFPs?

Machu Picchu—considerada aún una de las Maravillas del Mundo Moderno—se encuentra en estado crítico. La politización, la angurria, y los pequeños y grandes intereses, han dejado a la bellísima ciudad del Cusco, al borde de perder su estatus de Maravilla del Mundo Moderno para convertirse en una pesadilla para los cientos de turistas—locales y extranjeros.

El hartazgo ciudadano con el sistema democrático peruano —expresado en su sentimiento de absoluto rechazo al gobierno de la Sra Boluarte, de repulsión por los dichos y hechos del Congreso de la República, de total desconfianza frente a instituciones tutelares como la policía, el ministerio público o el Poder Judicial— tiene un trasfondo económico, aunque no se limita a ello.

Entrevistado hace unos días por Carlos Palacios de EXPRESO sobre diversos aspectos de la transformación económica bajo Javier Milei en la Argentina, llegamos al tema de la inversión privada como motor del crecimiento económico.  Señalé —aunque, en realidad, señalarlo resulta a estas alturas una simple verdad de Perogrullo— que la inversión —y en especial la inversión privada— es en todas p

El cruel asesinato de la Srta. Andrea Vidal Gómez, ex trabajadora del Congreso de la República, ha puesto al descubierto una posible red de corrupción en la que estarían involucrados no solo altos funcionarios del congreso sino incluso—según palabras del presidente de la Comisión de Fiscalización, Juan Burgos—“congresistas”, quienes habrían intercambiado votos por sexo.

Una caricatura es, a veces, mil veces más potente que un millón de palabras.

El derrotismo nos lleva directamente a un doble fracaso, y digo doble porque una cosa es fracasar en el intento porque tienes todo en contra, y otra cosa es fracasar teniendo todo a tu favor.

¡Y volvimos a la normalidad! Al caos del tráfico y a la política del caos, a la política judicializada y a la justicia politizada, a los anuncios de bonanza económica y estabilidad macroeconómica, y a la dura realidad de una economía que no genera empleos de calidad en medio de una cada vez más deteriorada institucionalidad.

No existe economía potente, competitiva y moderna sin un sistema financiero igualmente potente, competitivo y moderno.

Hace poco vi en TikTok un video acerca de una increíble obra de infraestructura en la provincia china de Sichuan. Un puente que más parece una interminable carretera en las nubes, que circunda montañas también interminables y que por un momento me hizo soñar con algo similar en Los Andes del Perú.

Escribo esta columna un 28 de Agosto, día de la Recuperación de Tacna al seno de la patria. La escribo imbuido de un verdadero fervor patriótico. Y es que, no podía ser de otra forma, porque aquí en Tacna se vive el amor por el Perú. Los gritos de ¡Viva Tacna!

Formalmente, no. Pero, vamos camino a ello.  O por lo menos ese parece ser el “consenso” entre analistas, nacionales y extranjeros.

APOYO Consultoría acaba de poner en circulación una “nota técnica” que afirma –tal y como lo vienen repitiendo los presidentes de los principales gremios empresariales– que “la recuperación económica actual no es suficiente para elevar el sueldo mínimo”, tal y como han anunciado los ministros Daniel Maurate (Trabajo) y José Arista (Economía).

Como ya se ha vuelto tradición, este 28 de Julio el país volverá a escuchar con desinterés, y hasta con cierto desdén el mensaje presidencial.

El mito, la narrativa, la fábula construida alrededor de Fuerza Popular como ejemplo epónimo de un partido moderno terminó en apenas un minuto de diálogo filial padre-hija: “Papi, ¿de verdad quieres volver a ser presidente? Sí hijita. Si a ti no te molesta. Claro que no, papi”.

Salvemos a Puno, o a Huancavelica, o a Apurímac, o a Ayacucho, y preferiblemente salvémoslos a todos en el sur del Perú. Y simultáneamente hagamos lo mismo con Loreto, y Madre de Dios, con Ucayali y Cajamarca, con Tumbes y Piura, con el norte y el oriente. Salvémoslos de ellos mismos y del efecto nocivo de una política económica que por décadas –sino siglos– los ha tenido en el olvido.

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