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Luis García Miró Elguera

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Luis García Miró Elguera

Amables lectores, para todos sus efectos fracasó estrepitosamente el golpe perpetrado desde el propio Ministerio Público por la Fiscal Marita Barreto, en connivencia con la ex Fiscal de la Nación doña Zoraida Ávalos, su yunta Pedro Sánchez y el policía de moda, Harvey Colchado.

La única explicación para que alguien se oponga a difundir oficialmente el pacto secreto suscrito entre los aún fiscales Rafael Vela Barba y José Domingo Pérez Gómez y la brasileña Odebrecht, es que esa persona se encuentre inmersa directa, indirecta, familiar, amicalmente, etc.

El Estado viene siendo víctima de estafas por muchos delincuentes que, habiendo purgado condena de carcelería -fundamentalmente, aquellos envueltos en hechos de corrupción-, quedan libres e intentan restituirse a la vida en sociedad sin haber pagado la reparación civil que les impone el correspondiente fallo judicial que les condenó.

Detrás del cargamontón contra la Fiscal de la Nación, Patricia Benavides, elaborado por los caviares, se encuentran sus secuaces y aliados de siempre; los terroristas de sendero luminoso y mrta.

La Fiscal de la Nación, Patricia Benavides, ha movido fichas disparando a diestra siniestra; arriba y abajo. Es evidente que, en el Perú actual, el piso NO está parejo para nadie. ¡Y de ello ya hace demasiado tiempo, amable lector! ¡Sea presidente de la República, congresista, juez o fiscal, todos estos tienen ropa tendida y cojean de alguna parte!

Ayer, a primerísima hora detonó un bomba de ene megatones en la Fiscalía de la Nación.

EXPRESO publicó ayer una Interesante entrevista al Defensor del Pueblo, Josué Gutiérrez, a quien hasta ayer este escriba le guardaba reparos precisamente por su indefinición en temas vertebrales para el cargo que ahora ocupa.

¡Bueno es culantro, pero no tanto! La cerrada (¿cómplice?) defensa del grupo El Comercio al fiscal Rafael Vela Barba y, por extensión, a su “partenaire” Domingo Pérez, es parte del sospechosísimo apoyo que este grupo mediático ha brindado a ambos fiscales.

Desde el año 2016, el polémico fiscalete Rafael Vela Barba sigue siendo incapaz de denunciar jurídicamente a sendos presidentes de la República, ministros, asesores, constructores y, en general, a un sinnúmero de personas, todas involucradas en los más escandalosos casos de corrupción que conozca el país, relacionados al affaire conocido como Lava Jato.

Los caviares siguen convirtiendo en inviable al Perú. Es su táctica para gobernarnos a través de un ente transnacional, digitado por el comunismo cubano y venezolano, infiltrado en el corazón de lo que alguna vez fue el refugio al que acudían los países que se veían amenazados, precisamente, por el comunismo en aquellos momentos proscrito por la OEA.

Sin derecho a excepciones –no obstante que no todos participaron en los procesos electorales llevados a cabo en lo que va del siglo XXI– los dizque políticos que durante ese tiempo han presidido el país encarnan a la más rancia aristocracia de la incapacidad, de la mentira y la corrupción.

¡La destrucción del Estado, a partir de desgobiernos delincuenciales como los de Humala y Kuczynski, Vizcarra, Sagasti, Castillo y Boluarte, es hoy manifiesta! Ahora tenemos a otra gobernante, incapacitada para gobernar. Pero, además, el aparato estatal se encuentra desvencijado, corrompido y ocupado, mayoritariamente, por gente de mala calaña.

El triunfo de un outsider, además de excéntrico como Javier Milei –quien hasta ayer fue candidato presidencial a la segunda vuelta disputada entre él y el aún ministro de Economía de Argentina, el peronista Sergio Massa– tiene un efecto enorme para la región.

El miserable Martín Vizcarra trafica con la buena voluntad de muchos peruanos, a quienes les engaña con su falso discurso buenista, habiendo sido un infame mandatario que acabó provocando la muerte de más de doscientos mil peruanos.

Unas de cal, y otras de arena. El Pleno del Congreso aprobó una ley trascendental para la estabilidad política. Aquella que restituye la vigencia de la bicameralidad.

Lo hizo, eso sí, mezclando papas con camotes al incluir, como materia envenenada, la reelección de los legisladores; facultándoles, inclusive, para hacerlo a los actuales miembros del Parlamento.

El hombre contemporáneo es cada vez más presa de su soberbia y esclavo de sus pasiones, desesperado por mutar a algo más que aquella criatura extraordinaria que es creada por Dios y nacida a su imagen y semejanza. Hasta el milenio pasado se creía que su evolución, como especie humana, sólo correspondía a la naturaleza; mientras que su desarrollo intelectual sí era función propia.

¿Para qué sirven hoy día los prefectos, subprefectos y “otras autoridades políticas”? Solamente para que el presidente de la República contrate a amiguetes, pagándoles una buena remuneración –comparada con la que recibe la mayoría de peruanos– y los obligue a realizar proselitismo a favor suyo, evidentemente sin servirle en lo más mínimo al pueblo peruano.

Petroperú es un cascarón repleto de multimillonarias deudas que acabarán pagando los sufridos contribuyentes. Más aún. Gran parte de aquella deuda corresponde a su aberrante inversión en una refinería, por la que nunca debió pagar ni US$ 1,800 millones. ¡Y acabó costando sobre seis mil millones de dólares! Aparte esta empresa pública acaba de incursionar en un enorme emprendimiento de riesgo.

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