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Fernando Rospigliosi

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Los congresistas cuyas viviendas y oficinas fueron allanadas la semana pasada están involucrados en la red de corrupción de Pedro Castillo y sus secuaces, según la Fiscalía. Si se les suman 'Los Niños' identificados antes, el violador desaforado y el sentenciado en Piura, son 26 implicados en hechos delictivos, es decir el veinte por ciento del Congreso de 130 miembros.

Uno de los diarios más importantes del mundo, el New York Times (NYT), ha publicado un artículo donde tergiversa groseramente lo ocurrido en el Perú durante los últimos meses. Titula así el reportaje: "La policía y el ejército de Perú usaron fuerza excesiva contra manifestantes.

¿Qué efectos políticos tendrá el ciclón Yaku? ¿El gobierno de Dina Boluarte se fortalecerá o debilitará? Es muy probable que su situación se agrave.

Muy mal el presidente del Consejo de Ministros (PCM), Alberto Otárola, en su manifestación a la Fiscalía, al tratar de responsabilizar a las fuerzas del orden (FF.AA. y PNP) por los muertos y heridos de los últimos meses, en las asonadas promovidas por los comunistas con el propósito declarado de destruir la democracia e instaurar una dictadura chavista en el Perú.

Varios reportajes y entrevistas han demostrado que no solo los que piden a gritos y pedradas una nueva Constitución en las calles, no tienen idea de lo que contiene la actual, de 1993, ni lo que debería cambiarse, ni lo que implica una asamblea constituyente, sino tampoco los congresistas que demandan lo mismo.

Ni en la peor época del terrorismo de las décadas de 1980 y 1990 hubo tantas carreteras bloqueadas al mismo tiempo, tantas comisarías e instalaciones judiciales asaltadas y quemadas simultáneamente, tantos aeropuertos atacados a la vez.

A pesar de esta alarmante situación, todavía muchos políticos y opinólogos no calibran la gravedad del ataque que está sufriendo el Perú.

A pesar que el Perú está bajo ataque de una coalición de grupos terroristas y delincuenciales, todavía no hay una reacción adecuada ni del gobierno ni de la sociedad.

En varios lugares asolados por la violencia delincuencial y terrorista, grupos de ciudadanos afectados han empezado a manifestarse en las calles, exigiendo el cese de la barbarie y reclamando su derecho al trabajo y al desarrollo de sus actividades.

El gobierno está a la deriva, navega sin rumbo en medio de una tormenta provocada por los secuaces del delincuente recluido en Barbadillo, que pretenden regresar al poder, al disfrute de la mamadera estatal y el saqueo de los recursos públicos, provocando el caos por medio de asonadas violentas.

Algunos analistas sostienen que los violentos disturbios de las últimas semanas tienen su origen en la inicial manifestación de Dina Boluarte, que pretendía quedarse en el gobierno hasta el 2026. No es exacto.

Una de las siniestras ventajas que tienen las varias facciones comunistas que se apoderaron del gobierno con Castillo, es que desprecian la vida humana y utilizan la violencia, sin ningún límite, para sus deshonestos fines.

Pocas veces se ha visto la transformación camaleónica de un político en tan poco tiempo como la que ha experimentado Dina Boluarte desde que asumió la presidencia. Y su mutación ha sido en público.

Gracias a la inimitable estupidez de Pedro Castillo y sus secuaces, el Perú evitó despeñarse al infernal socialismo del siglo XXI, que era lo que hubiera sucedido si el aspirante a dictador se salía con la suya. (Ver “Ineptos hasta para golpear”, El Reporte, 11/12/22).

La taimada Dina Boluarte saltó del barco cuando percibió que podía hundirse. Antes había abandonado Perú Libre, la banda que encabeza Vladimir Cerrón y que los llevó a ella y a Pedro Castillo al lugar donde están.

El avance de las investigaciones de la fiscalía ha llevado a Pedro Castillo y sus secuaces a acelerar sus planes para disolver el Congreso. Pero no solo porque el Parlamento puede eventualmente destituirlo –cosa improbable ahora-, o porque aprueba leyes incómodas para el Gobierno o censura a algún ministro.

Como era de esperarse, la corrupta gavilla comunista en el gobierno reaccionó atacando al Congreso, amenazándolo directamente con la disolución. Esa es su respuesta al avance de las investigaciones de la fiscalía y la aprobación del trámite a dos denuncias a Pedro Castillo en el Parlamento.

La aprobación de la acusación por traición a la patria a Pedro Castillo en la Subcomisión de Acusaciones Constitucionales, ha suscitado no solo frenesí y berrinche en Castillo y su gavilla, sino también temor de que, en algún descuido de sus secuaces y los numerosos “niños” sobornados en el Congreso, la oposición pueda alcanzar los votos necesarios para lograr alguna forma de destitución, como

El caso más importante de corrupción del presente siglo se ha descalabrado por responsabilidad de un grupo de fiscales politizados y prevaricadores, que fueron parte de una coalición junto con políticos, ONG, estudios de abogados y medios de comunicación que lo usaron como un arma contra sus adversarios y una coraza protectora de sus amigos.

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