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Alejandro Tudela Chopitea

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Conforme al artículo 117 de la Constitución, el Presidente de la República goza durante el ejercicio del cargo de inviolabilidad penal relativa y, únicamente, puede ser acusado por los delitos establecidos en el artículo de marras. Si bien al terminar la gestión otro será el cantar, entre tanto así son las cosas.

Pensábamos empezar el año con otros renglones, pero algunos despistados comentarios de conocidos y no tanto por haber firmado un comunicado publicado en la prensa reclamando justicia para PPK, obliga a unas precisiones. Es más, una persona cercana y estimable llegó a calificar la difusión del aviso como “ una pequeña muestra de la tolerancia del peruano con la corrupción”.

Como es usual, los fines de año sirven para efectuar balances y desear casi religiosamente que el año por venir sea mejor que el anterior, más ahora que en cuestión de añadas el advenimiento del Bicentenario de la Declaración y Proclamación del Perú independiente apenas nos dio para austeras conmemoraciones y nada de celebraciones.

Las escandalosas reuniones clandestinas –por no decir furtivas- del que ejerce la presidencia de la República en la casa de Breña, han motivado el inicio de una investigación preliminar a cargo de una Fiscalía Provincial y, suponemos, algún resultado más podrá esperarse de la Comisión de Fiscalización del Congreso.

La admisión a debate del pedido de vacancia presidencial quedó en pobre intentona debido a la confluencia nada santa entre la bancada oficialista y grupos parlamentarios de la llamada oposición democrática que ni son lo primero ni lo segundo.

Cuando se publiquen estos renglones, el Congreso ya habrá votado si admite o no a trámite el pedido de vacancia presidencial.

Se presentó la moción con las firmas exigidas y se ha iniciado el procedimiento para vacar al que ejerce la Presidencia de la República a quien se ha remitido copia de la misma.

La moción de vacancia presidencial anunciada por la congresista Chirinos, por la forma súbita y descoordinada en que fue lanzada en el Pleno, pareció solo eso. Agarró al Hemiciclo por sorpresa y, más aún, cuando fiel a su estridente estilo, provocó a los parlamentarios a que tuviesen la valentía de adherirse a su solitaria iniciativa.

Alejandro Tudela Chopitea No pasa una semana sin que algún funcionario de confianza de la alta o mediana dirección de un ministerio resulte nombrado y termine removido o renunciando debido a que la prensa y a veces la Contraloría General destapen que carecen del perfil profesional o la idoneidad mínima para el cargo.

Con un poco de sorna, habrá que aceptar que la escandalosa metida de pata y relevo del impresentable ministro del Interior antes del voto de confianza del Gabinete Vásquez, le hizo a éste ganar algunos decisivos puntos. Al final, de 125 congresistas hábiles recibió 68 a favor, 56 en contra y la abstención de un despistado.

La verdad fue una ingenuidad de nuestra parte suponer que el dilatado plazo que se fijó para la continuación de la sesión de investidura del Gabinete Vásquez, hubiese podido servir para recomponer el discutible Consejo de marras expectorando y sustituyendo debidamente al menos a los miembros más impresentables –léase, los del Interior y Educación-, contribuyendo a calmar algo las aguas.

El sensible deceso de un congresista oficialista, ha postergado la continuación de la sesión de investidura del Gabinete Vásquez “sin cambios” hasta el 4 de noviembre próximo.

Hace muchos años escribimos que la única alianza permanente en el Perú era –y es- Alianza Lima y eso es un axioma hasta para los hinchas cremas. Sin duda, la afirmación resulta una perogrullada ya que de por sí este tipo de uniones son temporales, así se llamen la Santa Alianza o algo parecido.

Salvo mejor evidencia es la sensación o percepción –palabreja de moda- que nos deja el Gabinete Vásquez.

Acabada la interpelación del indefendible ministro de Trabajo, la moción para su censura recogió en cuestión de horas más de 50 firmas y está lista para su presentación y trámite parlamentario en el curso de esta semana.

En medio del pandemónium gubernamental e institucional que padece el país, el partido oficialista, adláteres y compañeros de viaje, no tiene peor ocurrencia que promover por calles y plazas un Referéndum Nacional a fin de que se consulte a la ciudadanía la convocatoria a una Asamblea Constituyente que apruebe directamente una nueva Constitución.

Si no viviésemos lo que se vive, sería casi inverosímil entender lo ocurrido en los últimos días con relación a los despojos del genocida Abimael Guzmán. Muerto hace más de una semana, dos Poderes del Estado (v.g.

Al pergeñar estos renglones, Abimael Guzmán, el mayor criminal terrorista de la historia del Perú responsable de decenas de miles de muertes por más de dos décadas, ha fallecido por causas naturales en la camilla del tópico del establecimiento penal donde purgaba cadena perpetua.

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