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Luis García Miró Elguera

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Luis García Miró Elguera

El resultado de las gestiones de los últimos gobiernos que han venido dirigiéndonos desde que la izquierda capturase el poder (primero con Ollanta Humala, luego el ”Socialista” PPK, Vizcarra, Sagasti, Castillo y Boluarte) es que hoy día el Perú es un caos. El Estado peruano es un esperpento pletórico de fracasos, de mentiras, de corrupción, de ineptitudes, etc.

La tardanza de año y medio -del régimen Dina Boluarte- en reconocer el gravísimo escenario de violencia que, por inexperiencia suya, continúa apoderándose de las principales ciudades de nuestro país, ha permitido que en apenas trece meses de desgobierno suyo, la delincuencia haya consolidado suficiente poder para poner en jaque a la sociedad entera.

La indecencia del poder Judicial es insultante, en un país que dice ser demócrata, defensor de los derechos humanos, merecedor del título de Estado de derecho, y muchísimos otros atributos que acá operan como etiquetas; obviamente inexistentes en la vida real.

¡Nuevamente, el Estado peruano destaca por su ineptitud! Pone en riesgo la inauguración de un activo público de relevancia latinoamericana: el primer megapuerto para barcos de gigantescas dimensiones que, por el momento, zarparán del continente asiático cruzando el Pacifico –y viceversa– hasta arribar a Chancay; de donde zarparán a su puerto de origen, y así sucesivamente.

¡Nuevamente, el Estado peruano destaca por su ineptitud! Pone en riesgo la inauguración de un activo público de relevancia latinoamericana: el primer megapuerto para barcos de gigantescas dimensiones que, por el momento, zarparán del continente asiático cruzando el Pacífico -y viceversa- hasta arribar a Chancay; de donde zarparán a su puerto de origen, y así sucesivamente.

¿Quién ampara al ciudadano en este marasmo de podredumbre que constituyen nuestra Fiscalía de la Nación y Poder Judicial? Vivimos amenazados por magistrados que responden a mafias e intereses, en lugar de ceñirse a los postulados de la Constitución, los códigos y las leyes.

La izquierda es incorregible. No le basta haber arruinado al país, imponiendo a una desproporcionada, ineficiente, ultracorrupta empresa estatal, para una nación que apenas produce entre 30 a 40,000 barriles diarios de petróleo BDP, siendo su consumo actual 230,000 BDP. Es más.

Gladys Echaíz, ex Fiscal de la Nación y confiable parlamentaria, ha presentado a nombre de Renovación Nacional una Ley de Reforma Constitucional para modificar la estructura del sistema de justicia del país. Indispensable y fundamental iniciativa, cuando vemos que este medular poder del Estado se encuentra hecho añicos.

Que el poder Judicial peruano está viciado, no es novedad. Los saben desde sus propias autoridades, hasta la última víctima de sus mañas, abusos, compadrerías, ineptitudes, vicios y corruptelas. Por donde se le mire, la Justicia en el Perú es de las peores calificadas, por lo pronto, de América; sino de las últimas rankeadas a nivel planetario.

Presidenta Dina Boluarte, si usted sigue alegando no ser cómplice de un delincuente prontuariado y condenado por la Justicia, como Vladimir Cerrón Rojas, hay dos interpretaciones: o lo disimula excelentemente bien, o es usted incompetente. ¡Por tanto, persona incapacitada para ejercer el cargo que ostenta desde hace año y un mes!

Los indultos no son poca cosa, implican forzar a la sociedad a que olvide que quien vaya a ser indultado, previamente cometió un delito por el cual un juez lo condenó en nombre de la sociedad.

Nuestro sistema carcelario ha colapsado. No solo por estar largamente excedido su aforo desde hace años sino porque, hoy, nuestras prisiones están largamente sobrepobladas respecto a aforo oficial; al margen de encontrarse, pletóricas de carencias estructurales debido a la antigüedad e ineficacia de su diseño y concepción.

Si los peruanos no entienden –ni aprenden– que quebrantar el orden constitucional es un delito de extrema gravedad –¡porque destruye el compromiso social entre ciudadanos!–, el Perú jamás saldrá a flote. Hablamos del único precepto que permite a una sociedad existir pacífica y coherentemente bajo la norma universal conocida como Carta Magna.

Los caviares son camaleónicos. Nada alrededor de ellos es lo que parece. ¡Todo es ilusión para confundir al auditorio! Viven pendientes de una necesidad innata por engañar a quienes tienen al frente. Su dogma es la hipocresía, su arma es la celada, y su táctica el disimulo llevado al extremo de la paranoia.

La presidenta Dina Boluarte; Alberto Otárola, su presidente del gabinete ministerial y todos los ministros que lo conforman (salvo quienes votaron en contra), deberán ser denunciados constitucionalmente por el mero hecho de encontrarse debatiendo, en este mismo momento, un nuevo aporte del Estado a la técnicamente quebrada empresa pública Petroperú.

Lo ocurrido el martes en Ecuador reafirma el brutal estado de insurrección que vive Latinoamérica. No es casualidad. Eso está planeado desde 2021 por el Foro de Sao Paulo y el Grupo de Puebla. ¡O sea la izquierda latinoamericana!

Permanentemente, la presidenta Dina Boluarte soslaya el caos de la inseguridad ciudadana. Para ella todo está en orden. Es parte de su versión sobre la situación nacional. Pero ayer, quedó registrado en un video que un vehículo tripulado por asaltantes fugó, con paradero desconocido, después de asaltar a la escolta policial del hijo de la presidenta de la República.

¡La cabra tira al monte! Imposible pedir que doña Dina Boluarte confíe en el sector privado, como motor de la economía nacional.

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