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Francisco de Piérola

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Hay un debate que se lleva a cabo en la actualidad en todo el mundo: discurso de odio vs. libertad de expresión. Es una gresca que tiene como escenario el plano digital, donde se discute acerca de lo que debería estar permitido y no decir en las plataformas que han reemplazado al ágora de antaño, en materia política, económica, cultural y social.

El pasado 5 de abril, un ciudadano extranjero asesinó a un chofer de 30 años por negarse a que le limpiaran el parabrisas. Una modalidad cada vez más latente, donde el trabajo que alguna vez tuvo algo de honesto hoy se ha convertido en una forma de extorsión para los limeños. Inmediatamente ha habido comentarios divididos donde no debería.

Se acabó. Ni un día más podemos ser esclavos de la imposición progresista y globalista.

Rebelión y conspiración. Parece el título de una película taquillera, pero son los delitos por los que la comisión permanente ha aceptado que se acuse a Betssy Chávez, otrora premier de Pedro Castillo por su presunta complicidad en el ridículo intento de golpe de Estado que pretendió el exmandatario.

Son varios, pero sería iluso de mi parte tratar de enumerarlos todos en un artículo que no va a ser leído por mi generación, ya que el texto, para los millennials, camina cual dodo hacia la desaparición. Voy a centrarme en dos errores, debilidades o pecados, como prefieran ser llamados.

Hay que reconocerles ciertas virtudes a aquellos de la otra orilla. Son buenos inventando historias. Han quedado una narrativa que ha sido repetida por 20 años y que, lamentablemente, ha logrado calar en grandes porciones de la población nacional.

Hace casi dos meses, cuando un nervioso Pedro Castillo pretendió cerrar el Congreso de manera inconstitucional, el panorama estaba claro. Muchos peruanos celebramos que se vacara al presidente de manera inmediata y que se le diera una prisión preventiva antes de que se fugue. Los que defendemos la democracia vimos este hecho como un hito. Como el principio del fin. Qué ilusos.

“Es una protesta resonante de la individualidad humana”, decía el pervertido Michel Foucault sobre el crimen, quien consideraba el delito como “un instrumento político precioso para la liberación de la sociedad”. Esto es lo que se enseña en las universidades. La glorificación del crimen. Revisen la currícula de sus hijos, padres.

Rafael López Aliaga es el nuevo alcalde de Lima, para gusto de unos y molestia de otros. En solo unos días, el líder de Renovación Popular ha sacudido a sus detractores con sus venideras acciones como burgomaestre. Una de esas disgustadas ciudadanas es la congresista Sigrid Bazán, quien no está muy contenta con el recorte de personal dentro de la MML.

La caviarada vuelve a aparecer. Palabras como “conflicto armado” y “terrorismo de Estado” salen a flote, una vez más. El romanticismo de la insurgencia social está de moda y no hay nada más políticamente correcto que atacar a las PNP y a las FF.AA.

Esta frase representa una contradicción lógica desde la raíz. Si un individuo es acusado de mentir, difícilmente su palabra va a ser tomada en serio si es que luego trata de limpiar su nombre asegurando que mentiroso no es. Pedro Castillo ha incurrido en una contradicción semejante.

No me he equivocado. Esta redundancia ha sido a propósito y es que se trata de una de las últimas frases que el presidente Pedro Castillo Terrones nos ha regalado a los peruanos. “¿Quién no siente eso? Pero hoy debo decirlo, de que si no somos respetuosos de la voluntad popular del pueblo, tomaremos medidas juntamente con el pueblo”, dijo el mandatario.

Hay muchas maneras de lograr nuestro cometido, nuestros objetivos y metas. Principalmente se separan en dos: el camino correcto y el incorrecto. Por más que sabemos cuál es el camino que debemos tomar, muchas veces somos tentados por el lado oscuro para elegir el sendero más corto y más fácil.

El presidente del Perú acaba de lograr un nuevo récord. Uno de los tantos. Ha logrado hacer el cambio número 70 dentro de su gabinete en menos de año y medio de gobierno. La reciente salida la protagonizó Jorge López, quien estaba encargado de la cartera de Salud. La razón: lavado de dinero para comprarle un departamento a la madre de sus hijos. ¿Sorprendidos? No.

Era como si no los encontraran. Han estado viviendo entre nosotros por meses (o años) y no se había hecho nada al respecto. Habían sido reducidos a problemas minúsculos dentro de la gran problemática que representa Pedro Castillo. Estaban escondidos en plena luz del día. Me refiero a “los niños” del Congreso que pertenecen a la bancada de Acción Popular.

Estamos a pocos días de las elecciones municipales y regionales. Estos comicios son, tal vez, de los más importantes que se han llevado a cabo en las últimas décadas. Por eso, es importante que los peruanos salgan a votar bien, para evitar más impresentables e incapaces en funciones públicas.

Dentro de todo lo malo, siempre hay que ver el lado positivo. Son esas pequeñas batallas que ganamos aquellos que defendemos las libertades y la democracia las que nos inspiran para seguir adelante. El día lunes, fue uno de esos días.

Mientras muchos peruanos descansan plácidamente durante el feriado, el mandatario de la República de Sarratea se burla de la tradición y cultura peruana. Una falta de respeto absoluta disimulada bajo el paraguas de la inclusión y de la reconciliación.

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