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Luis García Miró Elguera

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Luis García Miró Elguera

En enero último, Pedro Castillo, el todavía presidente, confirmó al periodista Fernando del Rincón de CNN que SI se había reunido con la lobbista y mecenas Karelim López.

Avanza el régimen comunista/senderista. Inunda el Estado de funcionarios politizados, activistas y, además, laboralmente incapaces. Va rumbo a consolidarse como gobierno totalitario. Mientras tanto el Congreso se debate en retirada, pleno de la incapacidad y medianía. En la mayoría de casos por cobardía de buena parte de los parlamentarios.

Resulta insólito que la aún llamada “gran prensa” pase por agua tibia la obvia, terca y temeraria intromisión del Foro de Sao Paulo, con su carroñero servicio de inteligencia cubano como operador, en la grave coyuntura por la cual hace muchos meses viene atravesando nuestra nación.

La incoherencia de Pedro Castillo es probablemente in-co-rre-gi-ble. No solo no tiene idea de lo que hace, sino de lo que dice. Es un confuso, inconexo y disparatado sujeto que, desconocedor de la dialéctica, recurre a la estupidez, a lo absurdo, como mantra para tapar su claramente auto reconocida incultura. ¡Es decir, Castillo habla tonterías cada vez que abre la boca!

Sin ánimo de zahorí o agorero ayer alertábamos de la trampa puesta por el oficialismo. En menos de 24 horas, la luna de miel se convirtió en luna de hiel. Minutos previos a las 10 de la noche del miércoles, el partido de gobierno lanzaba un “pronunciamiento” cargado de explosivos.

Ratificando unas credenciales de política empírica, por tanto cándida, la presidenta del Congreso Maricarmen Alva confió en un impostado “ímpetu democrático” teatralizado por la bancada oficialista Perú Libre, en dupla con el premier Torres. Se rindió frente a ambos a cambio de una sola oferta.

El todavía presidente Pedro Castillo impuso a un atrabiliario simpatizante de sendero, como fue su primer ministro de Trabajo llamado Íber Maraví, para que inscriba en el registro de asociaciones sindicales autorizadas por el Estado a la Federación Nacional de Trabajadores de la Educación Peruana (Fenateperú).

Nos dirigimos a los parlamentarios que pertenecen a partidos políticos democráticos, presuntamente opuestos al totalitarismo. Ustedes no deben continuar manteniendo a la defensiva al Congreso, frente a un Ejecutivo cada vez más desenfrenado, camino al autoritarismo comunista/senderista, a cargo de mentes obtusas ligadas al extremismo representado por el régimen Castillo.

El Perú está en situación límite! O salimos del régimen comunista/senderista que aún preside Pedro Castillo, o éste clausurará el Legislativo, convocará a una constituyente e instalará, per secula, un gobierno tiránico operado desde La Habana y Caracas. Las cosas han llegado a un extremo insalvable, a resultas de cómo se ha comportado el Ejecutivo en estas últimas dos semanas.

Con pena y sin gloria dejaba la semana pasada el otrora honroso, trascendental cargo de canciller de la República el ex embajador Óscar Maúrtua de la Romaña.

Recientemente, un connotado constitucionalista criticaba, desde un punto obviamente purista, el proyecto de reforma del artículo 130 de la Carta recientemente aprobado por la Comisión de Constitución del Congreso, para evitar el requisito del voto de confianza cada vez que asista al Legislativo un nuevo gabinete ministerial pidiendo formalizar su investidura.

Sostiene Edwin Martínez, congresista de Acción Popular, que cuando el domingo último Castillo carburaba la composición de su cuarto gabinete ministerial, “por intermedio de un conocido fui convocado por el presidente para conversar. Aquí no hay pacto alguno y no vengo a representar a la bancada de Acción Popular”, alegaría. Pero Martínez no sólo fue “a conversar”.

Cuatro gabinetes ministeriales en seis meses. ¡Probablemente todo un récord mundial! Otro baldón para el Perú, cortesía de este iletrado y presumido “maestro” Castillo, que se suma a un universo de barbaridades perpetradas por este irresponsable aspirante a ser el mandatario de una nación con 32 millones de cada vez más sufridos habitantes.

Cuatro largos días le tomó al todavía presidente Castillo conformar su tan cacareado cuarto “gabinete recompuesto”. En rigor, el mismo presidido por el incorregible Valer, con apenas 6 nuevos ministros de los dieciocho que lo integran. La novedad está en el premier: el chotano Aníbal Torres Vásquez.

Pinta de cuerpo entero a la mafia llamada “caviares”, su comportamiento en medio de la crisis política actual; probablemente de las más graves que haya soportado el Perú.

Hace bien Aldo Mariátegui en insistir para que el Congreso comprenda, de una vez, la dimensión del momento actual que le ha tocado enfrentar como primer y único poder del Estado, auténticamente representativo de la democracia, de la constitucionalidad y de la legalidad.

Lo que está ocurriendo en el Perú no es casualidad. Desde los años noventa, la zurda latinoamericana decidió reconstruir sus fuerzas -melladas, mas no arrasadas- tras la emblemática caída del Muro de Berlín.

Una vez más, la elefanta parió un ratón. En cinco minutos de lectura forzada desde un teleprompter, el aún presidente Castillo intentó desentenderse de la monumental crisis que continúa engendrando con sus temeridades, al concluir sin precisiones otro de sus inteligibles mensajes al país. En efecto, Castillo se limitó a decir que había “decidido recomponer” su gabinete ministerial.

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