Ha sido vergonzoso comprobar la “solidaridad” de perversos congresistas en el pleno que buscaba suspender a la legisladora María Cordero Jon Tay, denunciada por “mochar” el sueldo a trabajadores de su despacho. En la primera votación algunos “padrastros” de la patria, alzando la bandera de la impunidad, la salvaron con sus votos.
Luis Otoya Trelles
Alberto Otárola, durante catorce meses como presidente del Consejo de ministros, es percibido como la persona que políticamente apuntaló a un Gobierno débil, sin bancada, ni partido. Respaldó y avaló a Dina Boluarte desde que asumió la presidencia. Incluso algunos especulaban que el premier era quien realmente gobernaba nuestro país.
Estamos decepcionados e indignados porque nuestro sistema de justicia parece haber sido tomado por la corrupción. La justicia en nuestro país usa pasamontañas, en vez de venda en los ojos, para no juzgar a todos por igual.
El Perú, en un reciente estudio de Transparencia Internacional sobre la percepción de la corrupción en el mundo, se ubica en los primeros lugares compitiendo con los más corruptos de América Latina.
La presidenta Boluarte también ha sufrido la violencia e inseguridad a la que estamos expuestos millones de peruanos. Si ella, con decenas de policías alrededor, recibió empujones, jalada de cabellos y un buen susto, ¿qué pueden esperar indefensos ciudadanos en riesgo de ser golpeados, asaltados, extorsionados y asesinados?
El VAR (Árbitro Asistente de Video) aparece en el fútbol para corregir los frecuentes desaciertos arbitrales. También evita que algunos malos jueces queden impunes, como antes, cuando disfrazaban de “error humano” su complicidad para alterar los resultados de los partidos.
Es mezquino no reconocer que el progreso del Perú se ha sustentado en la Constitución de 1993 que, marcando un antes y un después, se ha constituido en el pilar más importante del crecimiento sostenido de nuestra economía.
La Junta Nacional de Justicia, engendro y muñeco de los caviares, en la encrucijada de “matar o morir”, ante la amenaza que sus miembros fueran destituidos, decidió suspender por seis meses a Patricia Benavides en sus funciones como fiscal Suprema y fiscal de la Nación.
El fútbol, el deporte más popular. La política y sus políticos, los más impopulares. Ambos nos unen y enfrentan en medio de pasiones y odios. Ambos tienen algo en común, sus pobres resultados.
En el Perú, como en todas las profesiones y oficios, tenemos buenos y malos políticos. Desafortunadamente cada vez son menos los buenos y más los malos. Esto se refleja en sus pocos aciertos y malas decisiones, que ponen en riesgo el futuro de nuestro país.
Si todos soñáramos lo mismo para ofrecer un mejor futuro a nuestros niños y jóvenes, deberíamos mirar hacia atrás y recuperar lo perdido. Para tener mejores ciudadanos y mejores deportistas, debemos formar, desde la infancia, mejores personas.
Alberto Fujimori, en su libro LA PALABRA DEL CHINO, desentierra la verdad y nos la recuerda para enfrentar las mentiras y desinformación que sus adversarios utilizaron para adoctrinar a nuestros niños, desde las escuelas, distorsionando perversamente la realidad.
“Tía María no está en la agenda en este momento”. Desalentadoras declaraciones del premier Otárola en su participación en Perumin, desperdiciando así una buena oportunidad para mostrar, frente al más importante cónclave minero en Latinoamérica, la voluntad del gobierno de promover las inversiones para reactivar nuestra economía.
Martín Vizcarra asumió la presidencia teniendo “rabo de paja”. Llegó con una mochila cargada de “chicharrones”, por denuncias de supuestos malos manejos y mantener relaciones “comerciales” con proveedores, siendo gobernador regional de Moquegua. Sin bancada en el Congreso, ni partido político que lo “apechugue”, habría sido muy difícil mantenerse en el poder.
Según la última encuesta nacional de CPI, uno de cada dos peruanos considera que la inseguridad ciudadana es el gran problema de nuestro país.
El Gobierno, tratando de apaciguar la indignación de la ciudadanía que exige mano firme contra la delincuencia –como lo hace Bukele en El Salvador–, ha anunciado el “plan Boluarte”, un listado de acciones, y recursos para hacerle frente.
El mercado internacional está abierto y lleno de oportunidades para incrementar y mejorar la oferta exportadora de nuestro país. Desgraciadamente la clase política, en vez de promover leyes y acciones para atraer inversión, generando más divisas y empleo digno, parece esmerarse para hacerlo peor.
Alberto Fujimori ha cumplido 85 años. Ha pagado 17 años de su vida, privado de su libertad, juzgado por delitos que lo condenaron a 25 años de prisión.
El fracaso de las tres “tomas” de Lima ha producido en los grupos de izquierda una resaca de la que aún no se han recuperado. En medio de sus alucinaciones han tratado de desarrollar una “narrativa” para convencer a los ingenuos e incautos que, haber reunido cinco mil personas en la avenida Abancay, ha sido un “éxito” sin precedentes.