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Luis García Miró Elguera

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Luis García Miró Elguera

El todavía presidente Castillo dispone del dinero de los peruanos para comprar conciencias y reasegurar su permanencia en el cargo. Entre otros crímenes, alquila la línea periodística de los “grandes medios de comunicación”.

¿Qué le pasa al presidente del Congreso, José Williams Zapata, que deambula casi clandestinamente por los corrillos parlamentarios, mientras este país es un volcán en plena erupción? ¿Es o se hace el distraído este personaje, en quien la oposición entera cifró sus esperanzas para que lidere nuestro primer poder del Estado, en un momento tan devastadoramente crítico como el actual?

La Carta Democrática de OEA nació inmediatamente luego del ataque islámico terrorista contra las Torres Gemelas en Nueva York. Trascurridos dos días de dicha hecatombe la OEA convocó a una asamblea extraordinaria en Lima “para reforzar los instrumentos de la OEA en defensa de la democracia”. Participaron todos los países americanos democráticos de entonces.

Mediante un contundente documento, una valiente mujer llamada Patricia Benavides, hoy Fiscal de la Nación, denunció ante el Parlamento a Pedro Castillo como presunto líder de una organización criminal.

Ayer temprano arrancó un operativo de la Fiscalía para, por fin, detener por un plazo de diez días a los integrantes del gabinete en la sombra que orquestó Pedro Castillo para manejar el país a su modo; lo mismo que a los legisladores vendidos al Gobierno conocidos como “los niños”.

El domingo, rodeado de funcionarios públicos controlados por gobernadores, prefectos y subprefectos -que le acompañan aplaudiéndole y vivándole-, todos ellos provenientes de las canteras terroristas del movimiento movadef, el aún presidente Pedro Castillo arengaba: “Les digo que voy a seguir usando el avión presidencial para viajar a todas las provincias con ministros y el entorno de la familia

La inclusión de los infames “niños” –no solamente de Acción Popular; también de Podemos, Alianza para el Progreso y sabe Dios qué otras sorpresas han de aparecer- como parte de la organización criminal presumiblemente dirigida por el aún mandatario Pedro Castillo Terrores es, posiblemente, el comienzo del fin de la era cleptómana conformada por una mafia bolchevique andina dedicada a arruinar a

ONPE aún no termina de computar el resultado de las elecciones de hace una semana. Presumiblemente porque su jefe, un tal Corvetto, estuvo ocupadísimo negociando con El Comercio la compra de un terreno, por el que ha hecho que el Estado pague S/50 millones al grupo periodístico. Según las malas lenguas, se trataría de un quid pro quo.

Anthony Blinken, el Secretario de Estado de los Estados Unidos presente ayer en Lima, debe de haberse quedado pálido tras leer la portada de EXPRESO, cuyo titular fuera “Nada lo Salva (ni la OEA)”, refiriéndose a la grave situación jurídica y política en que se encuentra el todavía presidente Pedro Castillo.

Según Luis Almagro, engreído de la zurda tupamaro uruguaya; admirador de Fidel y Raúl Castro, Hugo Chávez y Nicolás Maduro, ¡Pedro Castillo es un gran estadista! Ahora Almagro es Secretario General de la desacreditada OEA. Y acaba de armar una show en Lima para lavarle la cara a Castillo, un individuo seriamente imputado por corrupción.

Apellidado Salas, uno de los franeleros más melosos del todavía mandatario Castillo, sostiene que el Alcalde de Lima “está obligado a trabajar de la mano del poder Ejecutivo.” Esa afirmación es tan falsa como su pose grandilocuente, en medio de la orfandad de sus siempre sobonas, acarameladísimas palabras dedicadas a ensalzar al jefecito.

Panamericana Televisión no es ni la sombra de la televisora líder que fue a lo largo de varias décadas.

Finalmente, ayer temprano ONPE confirmó la victoria de Rafael López Aliaga como próximo Alcalde de Lima. Éxito muy meritorio, considerando que era el único candidato claramente opositor al gobierno comunista de Castillo, frente a otros seis postulantes que figuraban en liza por ese cargo.

Antauro Humala reitera constantemente “Yo fusilaría a Ollanta por ser traidor”. Hablamos de un sujeto condenado por asesinar a cuatro policías, e indultado por intereses de este gobierno corrompido que simpatiza con sendero luminoso. Tras dejar las rejas, lo primero que hizo Antauro fue declarar: “Volvería a matar a policías”.

¿Alguien en su sano juicio podría siquiera alucinar una escena en donde, por ejemplo, se hubiese destapado la más mínima sospecha sobre los ex jefes de Estado Fernando Belaunde Terry o Alan García Pérez, por abuso de autoridad, obstrucción a la Justicia, plagio de tesis magíster, atender asuntos de gobierno en un garito?

Para este escriba, las inminentes elecciones municipales y regionales serán tan dudosas y desconfiables como las generales del año pasado. Presidiendo el Jurado Nacional de Elecciones JNE un comunista llamado Jorge Luis Salas Arenas y, coincidentemente, participando en los comicios del año pasado otro comunista de nombre Pedro Castillo, no resultó extraño el desenlace conocido.

César Acuña Peralta y José Luna Gálvez son politicastros despreciables, junto con diversos legisladores de sus partidos, Alianza para el Progreso y Podemos Perú. En particular uno de ellos, llamado Enrique Wong, quien, por orden de su jefe reiterativamente ha votado -por consigna- contra censuras a ministros y contra la vacancia a Castillo.

Cada día que pasa, cada hora que avanza se consolida el régimen comunista presidido por Castillo. Y simultáneamente, se desintegra frente a nuestros ojos la democracia y el Estado de Derecho que tanto tiempo y sacrificio nos costara recuperar.

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